Mostrando las entradas con la etiqueta Paulo Castañeda. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Paulo Castañeda. Mostrar todas las entradas

Redes sociales y cultura política

7:22:00 a.m. Add Comment


Para la comunicación social es importante presentar la información de manera amena, clara, divertida, llamativa y a través de diferentes formatos, sin perder de vista la veracidad y la rigurosidad de la información. El solo hecho de que el cubrimiento del paro se enfoque y se enmarque en los daños materiales causados, y no en las justas razones y motivos de la movilización, es una muestra del sesgo informativos y del reducido y exclusivo sector social al que representan. 

Por: Paulo Castañeda / Democracia en la Red

Si bien ya es un lugar común decir que los medios de comunicación no gozan de credibilidad porque están siempre al servicio de pasiones violentas, egoístas y exclusivas, porque denigra por conveniencia, y porque son venales e injustos, es decir porque está siempre al servicio de los grandes conglomerados financieros que dirigen los gobiernos, o como se diría ahora porque son medios serviles y prepagados. Es necesario reconocer que, así como los medios impresos en el siglo XVIII y XIX abrieron nuevos horizontes y esperanzas para la formación de una opinión pública mejor informada e ilustrada, ahora las diferentes redes sociales también están generando diferentes prácticas comunicativas, que están posibilitando cambios fundamentales en la sociedad.
Si bien para gran parte de la población, las redes sociales solo han tenido efectos negativos, como el que cualquier persona opine y difunda información falsa y sin ningún tipo de fundamento, las redes sociales también han posibilitado la formación de una cultura política nueva, en un buen sector de la sociedad, aprovechando los diferentes formatos que ofrece y que claramente son más entretenidos, interactivos y atractivos para la gente que los medios de comunicación más convencionales como el periódico o la televisión.

Ciertamente la falta de filtros para publicar cualquier declaración o información, que no presenta ningún rigor histórico, científico ni periodístico, genera confusión, incertidumbre y desinformación, entre la ciudadanía, pero también es cierto que a través de las redes sociales ha sido posible que surjan medios de comunicación alternativos, que aunque probablemente no presenten  la misma capacidad financiera de los medios de comunicación hegemónicos, si presentan un tratamiento de fuentes riguroso y responsable, y sobre todo representan un periodismo que se ejerce desde una posición independiente frente al sistema político y económico imperante. De hecho, tampoco se les puede acusar de presentar un lenguaje tendencioso o panfletario, su manera de exponer las noticias presenta un tono centrado frente a los acontecimientos que cubren.

Es necesario aclarar que a pesar de que la gran mayoría de la gente usa las redes sociales para el entretenimiento o divertirse con banalidades, estos medios de comunicación han posibilitado que se difunda información, que ha ayudado a contrarrestar las estrategias que el gobierno y los organismos de inteligencia del ejército, desplegaron para deslegitimar la gran movilización social que inició el 21 de noviembre. Las amenazas de saqueo y la sensación de pánico generado por el gobierno, si bien es cierto que también fue difundida rápidamente en cadenas de WhatsApp, por gente sin ningún tipo de criterio y prudencia, es justo señalar que este tipo de estrategia fue ágilmente desenmascarada por una ciudadanía que comprendió y supo prevenir que se propagara el miedo, gracias a que está bien informada y a que ejerció un uso responsable e inteligente de las cadenas de WhatsApp.

De ahí se desprende que es bueno enseñar a la ciudadanía a formarse un criterio bien sustentado para clasificar la información en medio de la oleada y diversidad de datos que circula en las redes sociales. Aspectos básicos como la redacción, el tono, el uso de fuentes, la ortografía, la precisión y el conocimiento sobre los hechos relatados, son factores que es necesario enseñar a la ciudadanía a analizar para no dejarse intimidar y manipular por la información falsa y parcializada, que circula en las redes sociales, aclarando que la crítica de fuentes es algo que se debe ejercer sin importar la orientación política del medio de comunicación que la pública.

Otro hecho que demuestra la importancia de los medios de comunicación para el ejercicio del poder es el cierre de Noticias 1, el cual a pesar de tener una gran audiencia y aceptabilidad entre la ciudadanía y de emitirse un número menor de veces, con respecto a los medios de comunicación hegemónicos, este noticiero fue sacado sutilmente del aire a través del desfinanciamiento y la intimidación ejercida por el gobierno de turno. De hecho, los allanamientos ilegales, contra el equipo periodístico de medios de comunicación alternativos, son un claro ejemplo que los conflictos se despliegan en diferentes ámbitos del orden social, es decir no solamente en el campo militar, sino en el campo de la comunicación, de los significados, de los símbolos, y la manera de contar la historia o los sucesos que suceden en el país.

Los intelectuales del oficialismo no pueden negar que el sentido común de la ciudadanía ha cambiado y girado parcialmente gracias a la difusión de noticias que medios de comunicación alternativos han desplegado para contar una historia y una apreciación de la realidad política nacional diferente. Tampoco pueden generalizar diciendo que los medios contrahegemónicos difunden únicamente información falsa, que encubre la verdad y que es tendenciosa, de hecho, muchas veces los que hacen esto son los medios que cuentan con la mayor capacidad financiera y el cubrimiento más extenso.

Para la comunicación social es importante presentar la información de manera amena, clara, divertida, llamativa y a través de diferentes formatos, sin perder de vista la veracidad y la rigurosidad de la información. El solo hecho de que el cubrimiento del paro se enfoque y se enmarque en los daños materiales causados, y no en las justas razones y motivos de la movilización, es una muestra del sesgo informativos y del reducido y exclusivo sector social al que representan. El paro nacional es resultado de una serie de medidas económicas y políticas que desde hace tiempo han provocado peores condiciones y calidad de vida a la población. Es evidente que el presidente gobierna para los empresarios, que el PIB crece, a expensas de créditos financieros o del endeudamiento al que inducen a gran parte de la población, por cierto, un crecimiento económico que no es sostenible por la limitada capacidad de pago de las personas que adquieren este tipo de deudas.

El despertar de la ciudadanía es un hecho, y en eso consiste la democracia, en que sea el pueblo que, de manera unida y autónoma, decida sobre su destino, aunque por la manera de gobernar se evidencia que se subestima y se desprecian sus necesidades. La ignorancia es funcional para manipular a gran parte de la población, es decir a la gente o al pueblo se le teme si se organiza para exigir sus derechos, al tiempo que supera el individualismo liberal, promovido desde el sistema.

Religión, política y cristianismo en la actualidad.

5:47:00 a.m. Add Comment

Una sociedad racista, xenófoba, incapaz de autoevaluarse y reticente al cambio en gran parte está condenada al fracaso, pero no solo desde el punto de vista político, sino incluso en su moral más íntima y privada que acoge lo espiritual. 

Por: Paulo Castañeda / Democracia en la Red

“El perdón es un acto íntimo y personal pero no por ello menos político. En cierta forma es un acto profundamente revolucionario, mediante el cual la víctima invierte la relación de poder que la une al victimario y se emancipa de la condición de víctima”

Antes de empezar las disertaciones sobre los temas, es pertinente hacer unas aclaraciones sobre las pretensiones de estos escritos:

En primer lugar considero que el problema antes planteado, es producto de una inconformidad que comparten muchas personas, pero que no lo han expresado o manifestado abiertamente debido a que no se sienten autorizados o facultados para reformar ciertos preceptos, pues al menos para los creyentes resultaría insolente y hasta ofensivo replantear las leyes que dejaron los profetas y antecesores que cimentaron los pilares del cristianismo. 

Tengo claro que la historia se repite en diversas formas y trayectos, sobre todo para aquellos que dicen ser cristianos consecuentes, pero que ofenden no solo la religión y la espiritualidad, sino a la razón y la justicia social, temas que conciernen a todas las personas sin importar su etnia, credo o procedencia social
En relación a lo anterior voy a poner un ejemplo representativo de lo que acabo de mencionar. Después de un conflicto armado lleno de grandes pérdidas para la comunidad, en mi país el gobierno y la guerrilla de las FARC lograron llegar a un acuerdo de paz, que incluso para las cortes internacionales contenía un mecanismo de judicialización válido para acceder a la verdad, justicia y reparación de las víctimas. Sin embargo, la religión cristiana fue utilizada de manera deplorable para deslegitimar estos acuerdos, pues recurrió a la mentira, al miedo, a la amenaza y al rencor, para reversar una decisión política que nos favorecería, y que en el fondo demuestra que algunos pastores hacen sus predicas para ganar adeptos, o mejor clientes de una manera manipuladora y grosera.

La imagen que yo me forme del cristianismo, al menos idealizándolo, es decir teniendo en cuenta la diferencia entre lo que se predica y se practica, es la de un conjunto de enseñanzas que ofrecen un camino de salvación y una manera de vivir una vida plena, practicando en todos los ámbitos de la vida el perdón, la misericordia y sobre todo el amor al prójimo e incluso (o sobre todo) a los enemigos. Esto es sin reservas, sin apegos y como medio de liberación, unión y fraternidad. 
Inicialmente pensé que iba a ser un caos, añadir a una confrontación política elementos religiosos o espirituales, pero ciertamente sigue siendo pertinente en un país conservador y moralista, plantear el tema de la paz y la justicia social, desde una perspectiva cristiana y espiritual que de manera prudente y tranquila demostrara en qué sentido apoyar este tipo de procesos y fenómenos es acorde con los preceptos del cristianismo. 

De hecho temas como la homosexualidad, el género, la subversión del sistema político y las implicaciones que tiene hacer transformaciones profundas en la sociedad, son aspectos que el cristianismo debe revaluar si se quiere seguir denominando de la misma manera. La moral cristiana no puede seguir siendo pasiva y sumisa frente a los problemas sociales y cómplice de los crímenes fraguados desde la institucionalidad oficial. La estigmatización de la protesta y el discurso cínico o tibio, que intenta quedar bien con todos a costa de traicionar los principios más básicos, van en contravía de la búsqueda por alcanzar una plenitud espiritual y personal. 

Es más, analizar la figura de Jesucristo como revolucionario, como alguien que se comprometió con el cambio en los ámbitos culturales, sociales, económicos y políticos de su tiempo a través de un amor infinitamente generoso y sin ataduras. Alguien que replanteó la visión sobre las mujeres, los días de descanso, la repartición de la riqueza y en general las restricciones y exigencias que el señor sentenció como necesarias y excluyentes. Me da pie para sentirme confiado y seguro de que es hora de replantear aspectos controversiales sobre los cuales buena parte de la institucionalidad religiosa erróneamente ha callado, censurado y por qué no decirlo ofrecido soluciones absurdas y poco empáticas hacia la comunidad sobre la cual supuestamente dice trabajar y orientar concienzudamente.   

En cuanto la utilización de métodos violentos en pro de alcanzar una emancipación social, en efecto considero que en una situación de opresión y avasallamiento como la de palestina o siria, las acciones contestatarias y de resistencia son válidas y legitimas. Sin embargo en la coyuntura histórica colombiana adoptar este tipo de estrategia es improcedente y desfavorable, teniendo en cuenta lo que se ha logrado, en medio de tantas dificultades que corroboran el declive cultural y la involución de conceptos como los de justicia en la población en general. 

Si se parte de la idea de que la historia es necesaria para conferirle a la vida un significado moral, es claro por qué actualmente gana más terreno una cultura mafiosa y una doble moral basada en los prejuicios y la ignorancia. Que el temor de volvernos como Venezuela, movilice y apasione a tantas personas dispuestas a despedazarse, al considerar esto como un peligro inevitable o irrefutable. Es un síntoma de que la población toma sus referentes históricos a base de preconceptos y estereotipos irracionales, que en general no conducen a deconstruir y esclarecer cómo se han formado y legitimado las injusticias contra la humanidad, sino a imponer un miedo excluyente, aprisionado y egoísta, que por cierto es bastante funcional a la manipulación y declive de los estándares éticos, que cada día se evidencia y se va normalizando más en la sociedad.

Una sociedad racista, xenófoba, incapaz de autoevaluarse y reticente al cambio en gran parte está condenada al fracaso, pero no solo desde el punto de vista político, sino incluso en su moral más íntima y privada que acoge lo espiritual. Es decir, el desconocimiento de las causas de los problemas que padecemos como sociedad, tiene amplias repercusiones en la conducta o en el sentido que le otorgamos a nuestras relaciones, jerarquizaciones y conflictos sociales diariamente. 
Es lógico que sería absurdo ir frontalmente en contra de las personas que promueven y se benefician del sistema político y económico colombiano, acciones como la expropiación y la nacionalización de las empresas, o la imposición de otras economías en detrimento del capital, traerían efectos nefastos para la sociedad en general, ya que es ampliamente conocido que los conglomerados financieros y los medios de comunicación hegemónicos tienen bastante influencia y control sobre aspectos macroeconómicos de la mayoría de los países, a los que incluso les dictan cómo gastar su presupuesto y qué guerras apoyar o ignorar a su conveniencia. 

Es decir, parafraseando a Pepe Mujica el capitalismo es un sistema que se debe combatir con astucia, reconociendo y usando sus fortalezas y oportunidades, para irlo deconstruyendo desde sus cimientos y contradicciones insalvables. Esto implica analizar su dimensión cultural, sus graves crímenes contra la verdadera libertad y la dignidad de las personas y esto a pesar del egoísmo, el cinismo y la indolencia que lo justifica y lo defiende. Para esto se deben hacer acciones concretas que ayuden a desvirtuar el capital a través de liderazgos colectivos que promuevan la unión, sin dogmatismos, pero tampoco con el radicalismo infantil y el narcisismo que acompaña a unos grupos de izquierda que actúan más como sectas que como gente que quiere cambios y transformaciones reales.