Carta de Miguel Angel Delgado, directivo de la Central Unitaria de Trabajadores en respuesta al artículo publicado por el escritor Fernando Dorado titulado “Paro
nacional, marcha uribista, Obama en Cuba y el proceso de paz”.
Por: Miguel Angel Delgado / Democracia en la Red.
Leo casi siempre con detenimiento sus numerosos artículos que tiene a bien hacerme
llegar y los leo con el interés de quien desea conocer un pensamiento diferente, que pueda
contribuir en algo en la tarea “común” de transformación social.
Usted ha hecho aportes y análisis que considero importantes para el desarrollo
revolucionario, son siempre polémicos como todo planteamiento político y, por supuesto,
no despojados de una interpretación de la sociedad.
En este sentido, pese a su alto grado
subjetivo, aportaban positivamente a la estructuración de una línea de acción.
Sin embargo, su último artículo, que es una mezcla de temas actuales y que titula “Paro
nacional, marcha uribista, Obama en Cuba y el proceso de paz” (http://bit.ly/1RJoc49), pasa de lo subjetivo a lo
idealista, pretendiendo que los hechos y la realidad sean como usted piensa y no como
sucedieron. Como esta frontera fue trasgredida de manera absurda, roza con el
oportunismo.
Me referiré a tres de los párrafos del ejemplar artículo, y lo hago en la condición que usted
nos indilga de burócrata sindical y militante de la izquierda tradicional.
Dice usted que
como balance de la “jornada” dominical del 24 de enero, Lucho Garzón se inventó un
“paro nacional” que fue acogido por las centrales obreras para evitar que “fuerzas
oscuras” canalizaran la protesta: “Así se cocinó y programó el llamado “paro nacional”.
Luego dice que Uribe, por lo bien informado, se marginó de la protesta. Termina el
artículo con la siguiente perla “Las conclusiones están a la vista. Existe una gran
inconformidad social, la gente resiste en las regiones, la juventud citadina empieza a
despertar, pero no hay quien canalice esa situación con autonomía y genuino interés
general. El movimiento popular está –a la vez– controlado “desde arriba” y, atrapado y
paralizado por la polarización entre “santistas” y “uribistas”… los burócratas sindicales
y la dirigencia de la izquierda tradicional se conforma con muy poco. 40 o 50 mil
protestantes en Bogotá frente a 8 millones de habitantes no es una cifra que obligue al
gobierno a cambiar sus políticas neoliberales. El “tal paro nacional” fue puro “paro”.
Gestos para apaciguar a las bases y quedar posicionados para “participar en la gestión del
post-conflicto”. Nada más.”
El entramado del artículo es como para una novela de ficción, dirigido a causar
estupefacción entre sus lectores, máxime si va precedido de la cita de otro gran novelista
de ficción.
Veamos los hechos alrededor del exitoso paro nacional del 17 de marzo. En diciembre
pasado el gobierno de Santos, contra la opinión de las centrales obreras y en particular de
la CUT, decretó un aumento miserable del salario mínimo, lo cual, unido a otras tropelías
neoliberales, motivó y potenció la protesta y el inconformismo. En Bogotá se ligó
indefectiblemente a los anuncios y medidas de la alcaldía de Peñalosa y a la ya endémica
crisis de Transmilenio.
Un catalizador importante de este inconformismo fue un grupo de jóvenes internautas,
que se dieron a la tarea de promover una actividad que ellos denominaron paro nacional
y que usted en su escrito rebautiza de “jornada”. Con un uso importante de las redes
sociales lo programaron para el domingo 24 de enero. Aparte de sus motivaciones y del
día, recogieron en las consignas del paro los problemas candentes de la nación. Fue una
protesta justa y correcta, que motivó simpatía de la burocracia sindical y de muchos
sectores sociales y políticos. Finalmente los promotores se denominaron E24.
En su balance, más allá de los “protestantes” movilizados o de la fecha escogida, todos
estuvimos de acuerdo en que por la justeza de sus consignas y por recoger el estado de
lucha de la población, se constituyó en un ejemplo a profundizar. Usted escribió más de
un artículo en ese sentido.
Y a eso nos dedicamos los “antiguos compañeros de Lucho”.
Luego de un mes largo de
incesantes reuniones y contactos, no exentos de polémicas y contradicciones, se cristalizó,
por decirlo de alguna manera, la segunda versión de paro nacional, esta vez programado
para el jueves 17 de marzo. En esta convocatoria estuvieron involucrados a más de las
tres centrales obreras, los jóvenes del E24 y cuarenta y pucho de organizaciones sociales
y políticas.
En esta ocasión si de algo se le puede acusar al movimiento sindical es de su debilidad y
si algo se le puede atribuir es su papel centralizador. Catalizar y centralizar es la línea que
moverá la necesaria movilización de la población contra el gobierno “santista” y las
pretensiones “uribistas”.
El balance del paro del 17 de marzo no puede ser mejor, extraordinarias e importantes
movilizaciones en 150 ciudades del país, unas peticiones que recogen los problemas más
sentidos de todos incluida la paz, una creciente simpatía en la población para nuevas
movilizaciones y acciones y un sentimiento de unidad creciente entre las organizaciones
participantes.
Por supuesto que nunca pretendimos obligar “al gobierno a cambiar sus
políticas neoliberales”, ilusos o tontos no somos.
Sus satíricas y antipáticas (por santistas) alusiones al paro, le hacen un flaco servicio a
usted mismo. Esperaba más de alguien que, reitero, ha contribuido al análisis de nuestra
realidad. Pero en fin usted es libre de opinar, como es libre de proponernos como
“outsider” (?) de la creación de la nueva democracia y hacedor de la política buena en Sobre el paro del
beneficio de todos, a un “viejo millonario” como el alcalde de Bucaramanga.
Miguel Angel Delgado R.
Directivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y militante del Partido del Trabajo de Colombia.
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