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China: las energías limpias transformarán al país del carbón

6:43:00 p.m. Add Comment

China aprovecha el vacío de liderazgo que deja Estados Unidos tras el anuncio del presidente Trump realizado la semana pasada sobre el retiro de su país del Acuerdo de París para combatir el cambio climático.

Por: Keith Bradsher / New York Times

Los terribles problemas de contaminación que enfrenta China comenzaron aquí, en el país del carbón, donde miles de mineros trabajaron arduamente e incluso, murieron para explotar esos ricos depósitos e impulsar el ascenso del país desde el hollín hasta convertirse en una potencia económica.

Actualmente, ese lodoso terreno aloja un fuerte símbolo de la nueva ambición de China: superar a Estados Unidos y afirmar su posición dominante en el sector de la energía limpia.

En un lago que se originó tras el derrumbe de las minas de carbón abandonadas, China ha construido el mayor proyecto solar flotante del mundo, capaz de suministrar luz y aire acondicionado a una ciudad cercana casi por completo. El gobierno provincial pretende extender este proyecto a diez sitios más, que en conjunto podrían producir la misma cantidad de energía que un reactor nuclear comercial de tamaño normal.

Este proyecto es una muestra de las acciones emprendidas por China para reestructurar el orden mundial en el sector de la energía renovable ahora que Estados Unidos optó por la retirada. Este conocimiento tecnológico constituirá la infraestructura medular necesaria para que los países logren sus metas climáticas, por lo que muchos de ellos querrán tener a China como socio energético.

El fósil de dinosaurio mejor preservado ve la luz en Canadá

Los páneles solares a prueba de olas son una opción viable y con costos asequibles para países que sufren por la escasez de energía. Delegaciones de Japón, Taiwán, Vietnam, Singapur, entre otros, han venido a este lugar a estudiar el proyecto en vista de que su creador, Sungrow, se dispone a otorgar licencias para la venta de esta tecnología en el extranjero.

China aprovecha el vacío de liderazgo que deja Estados Unidos tras el anuncio del presidente Trump realizado la semana pasada sobre el retiro de su país del Acuerdo de París para combatir el cambio climático.

China exhibirá su dominio en Pekín esta semana en la reunión Clean Energy Ministerial, que convoca a los principales funcionarios en materia energética de más de veinte países y la Unión Europea, que representan a los productores de tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Aunque Estados Unidos participará, sus representantes hacen patente la profunda división que experimenta ese país. Asistirán Rick Perry, el secretario de Energía y un entusiasta partidario de las industrias de combustibles fósiles, y Jerry Brown, el gobernador de California y un franco defensor de la energía renovable.

Nadie habría esperado que China se convirtiera en líder en el combate contra el cambio climático. Este país es el mayor productor de contaminantes del mundo y sus problemas podrían aumentar conforme su población compra más automóviles y utiliza más energía. Además, todavía depende mucho del carbón, una fuente de energía especialmente sucia.

Como sucede en la mayoría de los casos en China, las energías limpias reciben impulso más bien debido a sus ventajas en materia económica, de seguridad nacional y estabilidad política, que por un compromiso idealista para salvar al planeta.

El programa “Hecho en China 2025”, eje central de la política industrial interna de Pekín, prevé una inversión considerable en investigación y desarrollo de energías limpias, con el fin de reforzar la economía. Los bancos del Estado invierten decenas de miles de millones de dólares cada año en tecnologías como la solar y la eólica, además de estrategias para la conservación de energía como el tren de alta velocidad y líneas de transporte subterráneo.

El plan de ofensiva global del presidente Xi Jinping llamado One Belt, One Road, con un presupuesto de un billón de dólares y cuyo objetivo es fomentar vínculos económicos y diplomáticos a través de la construcción de infraestructura, pronto financiará proyectos de energía limpia en Asia, incluso en el Medio Oriente, así como en el este de África y de Europa. Estos proyectos dan una ventaja a China, pues incentivará a otros países a comprar productos de las empresas chinas.

China ya goza de una posición dominante en muchas tecnologías energéticas con bajas emisiones de carbono. Produce dos terceras partes de los páneles solares y casi la mitad de las turbinas eólicas del mundo. También ha ampliado con rapidez su flotilla de reactores nucleares y es el líder mundial indiscutible en energía hidroeléctrica.

“Es un área distinta de la energía tradicional, en la que dominan los países occidentales”, explicó Li Tao, director técnico de JA Solar, el proveedor chino de los páneles de Sungrow. “China tiene la oportunidad de rebasar a los países occidentales en el sector de las nuevas energías”.

Trabajadores de Liulong fabrican boyas para mantener a flote paneles solares. Credit Adam Dean para The New York Times
Hace una década, en vista de sus abrumadores problemas de contaminación y ante la posibilidad de que al subir el nivel del mar sus ciudades costeras fueran devastadas, Pekín se vio forzada a lanzar una campaña en busca de soluciones verdes. Los gobiernos locales entregaron terrenos casi sin costo y los bancos del Estado otorgaron préstamos significativos a tasas de interés muy bajas. En algunos casos, incluso las dependencias del gobierno ayudaron a las empresas a pagar sus préstamos.

“El carbón está acabado”, afirmó Li Junfeng, quien desde hace mucho tiempo es funcionario del sector de energía renovable en la Comisión de Desarrollo Nacional y Reforma, la principal agencia de planeación económica de China. “Se irá reduciendo año con año, ciudad por ciudad”.

China se encuentra apenas en los albores de su campaña verde.

La industria solar emplea a más de un millón de trabajadores, cuyas tareas van desde fabricar páneles para exportación hasta instalarlos en el país, aunque la energía solar solo cubre el dos por ciento de sus necesidades de electricidad. En contraste, en las minas de carbón de China, cuatro millones de trabajadores se encargan de abastecer sus plantas de energía, las cuales generan el 70 por ciento de la electricidad del país.

No obstante, las acciones emprendidas en el sector de energía limpia ya están transformando al país del carbón. Durante décadas, Yang Xuancheng trabajó jornadas de 12 horas en el calor sofocante de las minas de carbón de Liulong, provincia de Anhui, en el área centro-oriente de China. La mitad de su equipo de excavación de veinte miembros murió en una explosión de gas natural.

Cuando se agotó el carbón, las minas comenzaron a derrumbarse, hubo deslaves y su pueblo natal se hundió en un agujero de más de siete metros. Al poco tiempo, ese agujero comenzó a llenarse de agua de lluvia y aguas freáticas, hasta crear un lago de más de un kilómetro y medio de ancho.

Ahora, en ese lago se encuentra en marcha el proyecto de generación de energía con páneles solares flotantes de Sungrow. Yang, de 57 años, conecta los tubos de plástico que contienen los cables de conexión para los páneles.

“Realizar este trabajo al aire libre es mucho más placentero que estar en el sofocante calor de una mina de carbón”, comentó Yang.

Estos proyectos de energía solar han colocado a China a la cabeza en el sector de la energía renovable.

Estados Unidos y Japón inventaron gran parte de las tecnologías clave para los páneles solares desde hace medio siglo hasta la actualidad. Pero no se decidieron a construir fábricas muy grandes, pues temían tener que bajar los precios por debajo del costo para vender todos los páneles. Ahora, los páneles chinos son muy baratos, por lo que han acabado con sus competidoras occidentales, en especial en los meses recientes.

Empresas chinas como JinkoSolar y Trina Solar, los mayores fabricantes de páneles solares del mundo, realizaron inversiones importantes en la producción. Sus plantas automatizadas producen cantidades impresionantes de páneles con una calidad constante y cada vez por un costo menor.

GCL Group, un gran fabricante de Suzhou, ahora utiliza robots en la mayor parte de la producción, desde fundir la materia prima para la silicona hasta ensamblar el equipo final. La empresa casi duplicó su producción en los cuatro años anteriores, a pesar de que redujo casi a la mitad su fuerza de trabajo.

“Si no tienes las fábricas como base para la manufactura, entonces las ideas nuevas y la innovación técnica se quedan en el aire y no te benefician en absoluto”, advirtió Lu Jinbiao, vicepresidente ejecutivo de GCL.

Gracias a esos conocimientos técnicos, las empresas chinas han logrado concretar ventas en algunos de los mercados de páneles solares de crecimiento más acelerado del mundo, como India y Arabia Saudita. China está haciendo adaptaciones a esa tecnología para los mercados en desarrollo, que requerirán soluciones innovadoras a bajo costo para cumplir sus metas climáticas.

En este momento, JA Solar rediseña algunos páneles para desiertos muy calientes y secos, y otros para selvas muy húmedas. Cambiar el diseño les permitirá fabricar páneles más baratos que los módulos creados para resistir el calor y la humedad extremos.

“Esta tecnología demuestra que China mantiene el papel de líder en la energía solar, el cual desempeña desde hace varios años”, señaló Xiao Fuqin, el ingeniero en jefe del proyecto de páneles solares flotantes de Sungrow. “Fuimos los pioneros, impulsamos a nuestra industria un pequeño paso adelante”.

¿Qué fue primero, el oso o la vaca?

4:39:00 a.m. Add Comment

Esta pregunta recoge el dilema entre la conservación y el desarrollo económico de las comunidades que conviven con las áreas de reserva natural.

Por: Redacción Entre Ojos

Una de las quejas más frecuentes de los campesinos que tienen sus viviendas muy cerca de los páramos y los bosques es que los osos atacan a su ganado.

Y de allí surge el interrogante que los funcionarios de Parques Nacionales o de las corporaciones ambientales les formulan a los afectados: ¿Qué fue primero, el oso o su ganado?

Los datos históricos y científicos sobre la existencia del oso andino se remontan a la época geológica del mioceno medio, hace 13 millones de años, aproximadamente. Pertenece a la subfamilia Tremarctinae que agrupa a los osos de cara corta y que estaba distribuida entre Alaska y la Patagonia.

El oso andino o el oso de anteojos como lo conocemos, con su pelo negro, largo y grueso y manchas blanco-amarillentas alrededor de sus ojos, en el hocico y en el pecho, está presente en las tres cordilleras colombianas aunque con mayor proporción en la oriental y la central.

Es una región propicia para su desarrollo gracias a la inmensa biodiversidad que se localiza especialmente en los Andes y la Orinoquía, y la importancia de conservar su hábitat es fundamental para el bienestar de otras especies de fauna y flora esenciales en la regulación y el aprovisionamiento de servicios ecosistémicos claves en la supervivencia del ser humano Este diagnóstico, suministrado por el Programa Regional para la Conservación y Manejo del Oso Andino, destaca también que el mamífero cariblanco tiene un rol importante en la renovación de los bosques y hace parte de las tradiciones culturales de comunidades indígenas y campesinas que viven muy cerca a sus territorios.

Sin embargo, su aporte al equilibrio ambiental no lo exonera de las amenazas que permanentemente lo acosan como lo ha documentado el mismo programa. El aumento de los asentamientos humanos, la ampliación de la frontera agrícola y el desarrollo de otras actividades productivas como la ganadería y la minería han incidido en la transformación de los ecosistemas donde habita provocando la disminución de su población.

El descenso en el número de ejemplares se explica además por la presencia de cazadores que comercian con partes de su cuerpo y por los conflictos con las mismas comunidades que en muchas ocasiones provocan la muerte de los animales como se ha advertido en los complejos de páramo Mamapacha – Bijagual y Ocetá – Pisba – Cocuy. Oso andino en Boyacá

A partir del trabajo de campo realizado por expertos en su seguimiento, se ha logrado determinar que la distribución del oso andino en la jurisdicción de Corpochivor y Corpoboyacá se concentra en tres sectores denominados Núcleo Mamapacha – Bijagual, Núcleo Ocetá – Pisba – Cocuy y Núcleo Serranía de las Quinchas.

En el primero, que corresponde a Mamapacha – Bijagual, se ha detectado su presencia en los municipios de Zetaquira, Garagoa, Ramiriquí, Miraflores, Rondón y Chinavita. Se estima que por ese corredor se movilizan siete individuos que han sido fotografiados por cámaras trampa. Dicha evidencia es reforzada por el registro de 20 especies acompañantes, 14 mamíferos y seis aves, que están asociadas al hábitat del oso.

En el núcleo Ocetá – Pisba – Cocuy se ha advertido su tránsito por las áreas rurales de Mongua, Aquitania, Socotá, Chita, Cocuy, Chiscas y Güicán; y específicamente, a partir de un estudio sobre su distribución y estado actual adelantado por Corpoboyacá, con el apoyo de cámaras trampa, se logró el registro de tres ejemplares en el Parque Natural Regional Siscuncí – Ocetá, entre los municipios de Mongua y Aquitania.

En la Serranía de las Quinchas, al occidente del departamento, se ha reportado la existencia del oso en Otanche y Puerto Boyacá.


Conozcamos al oso

Las corporaciones que tienen jurisdicción en Boyacá han unido sus esfuerzos para estudiar los movimientos del oso andino y sus hábitos de consumo, y producto de ese trabajo conjunto en 2014 ejecutaron el estudio ‘Distribución y disponibilidad alimenticia del Tremarctos ornatus (oso andino) en los macizos de Mamapacha y Bijagual’.

Adicionalmente Corpochivor, a través del Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre de Alta Montaña, emprendió un proceso educativo para el manejo de la especie que incluyó la edición de una guía técnica que contiene protocolos de monitoreo, histórica clínica, necropsia, exámenes de laboratorio y manejo dietario.

A propósito del Día Internacional para la Protección del Oso de Anteojos, que se conmemora este 21 de febrero, esta corporación, que ejerce su autoridad en el suroriente de Boyacá, reportó que en 1999 logró la rehabilitación de una pareja de oseznos que luego fueron liberados en la reserva privada El Secreto, en Garagoa; y que en 2004 atendió y devolvió a su medio natural a un ejemplar de oso andino procedente de la Serranía del Perijá y a dos más que habían sido entregados por el Acueducto de Bogotá y la Alcaldía de Otanche. En total el centro le ha brindado sus servicios a seis de estos plantígrados.

A pesar de los esfuerzos educativos, de prevención y de rehabilitación, el oso andino se mantiene en la lista de especies de la fauna en vía de extinción por lo que se hace imperioso incrementar las acciones de control y de educación que permitan proteger a este guardián de los paramos.

Sube la temperatura

3:52:00 a.m. Add Comment

No hay duda de que el calentamiento global es una realidad y llegó para quedarse. El cambio climático que lo provoca y los “fenómenos” extremos de sequía e inundaciones que lo acompañan no obedecen a ciclos, lo que permitiría su predicción, son, en cambio, recurrentes e intempestivos.

Por: Amylkar Acosta / Semanario Caja de Herramientas

¡Qué calor, qué calor!

En estos últimos días los residentes y transeúntes de la Bogotá que se preciaba de estar 2.600 metros más cerca de las estrellas, acostumbrados a echar manos de las gabardinas, los abrigos, buzos y chaquetas de su perchero, han tenido que apelar a prendas veraniegas propias de calentanos, al tiempo que les ha tocado reemplazar los paraguas, que les servía para guarecerse de la inclemente lluvia, por las sombrillas para protegerse de los rayos de un sol canicular. El pasado 8 de febrero el termómetro marcó una temperatura de 25.1 grados Celsius, con una sensación térmica aún mayor, la más alta desde que se llevan registros hace 60 años. El record anterior estaba en 24.9 grados de temperatura, la cual se registró en enero de 1995. Como antecedente es bueno recordar que en octubre de 2015 en Natagaima (Tolima) se tuvo que soportar una temperatura de 45.4 grados, la más alta registrada en el país.

Lo más preocupante de esta alarmante ola de calor es que no sólo no es coyuntural ni local, sino que es una tendencia en todo el orbe y se debe al calentamiento global, que tiene un impacto planetario. Como lo sostiene el columnista del Financial Times Martín Wolf, “una línea recta entre los picos de enero de 1958 y febrero de 2016 está por encima de todos los meses intermedios. Lo mismo ocurre con una línea trazada entre marzo de 1990 y febrero de 2016. Las medias móviles de 12 meses y 60 meses proporcionan un cuadro similar. No está ocurriendo ninguna desaceleración en los índices subyacentes de aumento de la temperatura1.

De hecho 2016 fue el año más cálido que se haya registrado en el mundo desde 1880, superando el record alcanzado en 2015, que superó el anterior de 2014 en 0.3 grados. Aparentemente, la “pausa” del calentamiento global sólo duró 15 años, entre 1998 y 2013 y a lo mejor la temperatura promedio del 2017 llegue a superar la del año anterior. Las últimas tres décadas se destacan por ser las más altas temperaturas del Planeta, por encima de las décadas anteriores desde 1850. 16 de los 17 años más calientes en la historia han tenido lugar en este siglo (¡!). Se calcula en 22 millones el número de desplazados por desastres naturales causados por el mismo. La temperatura media global, según la Organización Meteorológica Mundial, ya supera 1.2 grados Celsius la de la era preindustrial, apenas 0.8 grados de los 2 grados considerados como el punto de no retorno del apocalipsis al que puede precipitar el cambio climático a nuestro estragado Planeta.

La concentración de co2 y la temperatura

No hay duda que existe una estrecha correlación entre la elevación de la temperatura promedio en el planeta y la creciente concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, así lo pudo comprobar el Panel Intergubernamental del Cambio climático de las Naciones Unidas, conocido por el acrónimo en inglés IPCC, integrado en 1988, al reconocer la validez de la teoría del “efecto invernadero” y conformado por más de doscientos expertos de todo el mundo. Con la revolución industrial se dispararon las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y desde entonces su concentración en la atmósfera no ha hecho más que crecer exponencialmente. Según la Organización Meteorológica Mundial, precisamente el 2015, uno de los más calurosos, fue el año en que la Tierra experimentó un mayor crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono, de 3.05 partes por millón (ppm). Este es el mayor incremento en 56 años de medición, superando por primera vez la barrera simbólica de las 400 ppm, para un crecimiento del 33% con respecto a la era preindustrial que nunca superó las 300 ppm. Es de anotar que en 2016 se batieron todos los records anteriores al sobrepasar peligrosamente el umbral de las 440 ppm (¡!). Por ello no es de extrañar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se registran 7 millones de muertes prematuras atribuibles a la mala calidad del aire.

El calentamiento global y sus estragos

El calentamiento global es una realidad y llegó para quedarse. El cambio climático que lo provoca y los “fenómenos” extremos de sequía e inundaciones que lo acompañan no obedecen a ciclos, lo que permitiría su predicción, son, en cambio, recurrentes e intempestivos. De allí que sea más apropiado hablar de desorden climático, pues llueve en verano y escasean las lluvias en la temporada invernal. Es más, nos atrevemos a decir que ya no podemos seguir registrando al Niño y a la Niña como “fenómenos”, porque dejaron de serlo para convertirse en la nueva normalidad.

El impacto y los estragos del calentamiento global no se han hecho esperar, de manera imperceptible primero y catastrófica después, han venido amenazando la sostenibilidad ambiental y comprometiendo la habitabilidad de este Planeta, sin que la humanidad tenga un Plan B porque no hay otro Planeta en el que podamos subsistir, por lo menos por ahora. Las sequías, las inundaciones, los incendios forestales y huracanes, cada vez más frecuentes, extensos e intensos, se han duplicado desde 1990. En el lapso comprendido entre 1996 y 2015 se presentaron 11 mil “fenómenos” extremos y devastadores, que causaron más de 500 mil muertes aquí, allá y acullá. Se estima que de 8.688 especies amenazadas o cuasi-amenazadas de verse extinguidas un 20% lo son por cuenta del calentamiento global. La seguridad alimentaria, particularmente, tiene en la variabilidad climática y sus efectos sobre la agricultura su mayor reto habida cuenta de que, según la FAO, para el año 2050 la población mundial superará los 9.000 millones de habitantes y para procurarle su congrua subsistencia la producción agropecuaria deberá crecer un 70%.

Se derrite el planeta

Una de las principales fuentes de conocimiento con la que cuenta la comunidad científica para hacerle seguimiento a la evolución del cambio climático en el mundo, es cuanto ocurre con los principales glaciares, los que –por lo demás– conservan en su interior información fidedigna sobre su trazabilidad a lo largo de siglos de evolución. Afirma Adriana Gulisano, física de la Dirección Nacional Antártica, que “la Antártida es el termómetro que indica cómo cambia el mundo”2 con el derretimiento del hielo de los glaciares. Un artículo reciente en Nature Geoscience reveló el retraimiento de dos docenas de importantes glaciares en regiones que van desde Rusia hasta la Patagonia.

Según Jeremy Mathis, Director del programa de investigación del Ártico, “rara vez hemos visto que el Ártico muestre una señal más clara, fuerte y pronunciada del calentamiento persistente y la cascada de efectos en el ambiente, que este año”3. Y, lo más grave, es que el ritmo del deshielo se viene acelerando, en este caso debido a que, de acuerdo con la National Oceanographic and atmospheric Administration (NOAA) de los EEUU, entre 1981 y 2010 se ha elevado la temperatura ambiente el doble que en el resto del mundo.

Dice el Director del Instituto Antártico Argentino Rodolfo Sánchez, “cuando llegué a la Antártida en los años 90 jamás llovía. Hoy llueve con frecuencia en vez de nevar”4. Aterrado por cuanto ocurre allí añade que, en épocas anteriores los glaciales invadían la costa, ahora son los glaciales los que se retraen y la playa ha ganado más de 500 metros. Resulta patético cuanto viene acaeciendo con la barrera de hielo conocida como Larsen, que se extiende a lo largo de la costa oriental de la península antártica. En 1995 se desintegró completamente parte de ella (Larsen A.), perdiendo una superficie del tamaño de Berlín y en 2002 se dio un nuevo desprendimiento, esta vez del Larsen B. Pero, más recientemente la masa que está a sólo 32 kilómetros de desprenderse es mucho mayor, se trata de Larsen C, a punto de convertirse en el iceberg más grande de que se tenga memoria, de un tamaño descomunal de 5.000 kilómetros cuadrados, tres veces la superficie de Bogotá. Su desintegración podría llegar a aumentar el nivel del mar global hasta 10 centímetros (¡!).

De hecho, según la NASA el nivel del mar viene creciendo “normalmente” a un ritmo de 3.4 milímetros/año a consecuencia de la pérdida de los glaciares en el mundo. Pero, además de aumentar el nivel del mar, reduciendo la salinidad del agua y alterando el hábitat de la flora y la fauna marina, además de poner en riesgo inminente a las poblaciones costeras, el derretimiento de los glaciares tiene otros dos efectos colaterales. En primer lugar el agua que antes estaba cubierta por los témpanos de hielo ahora queda expuesta a los rayos solares y, por consiguiente se eleva la temperatura superficial del mar y de las capas superiores del océano, alterando la climatología. Y, lo que es más grave, con el deshielo se derrite también, ineluctablemente, el permafrost5, rico en carbono orgánico, liberando a la atmósfera tanto el CO2 como el metano allí almacenado, contribuyendo al calentamiento global.

1 Portafolio. Noviembre, 5 y 6 de 2016.

2 El Espectador. Enero, 16 de 2017.

3 El Colombiano. Diciembre, 19 de 2016.

4 Ídem.

5 Capa de suelo permanentemente congelado, tal es el caso de la conocida como tundra.

La ciudadanía se suma al impulso de la energía solar en Chile.

6:15:00 a.m. Add Comment

Chile comienza 2017 dando un paso innovador en el desarrollo de la energía solar, donde ostenta la primacía de América Latina, con la entrada en funcionamiento de su primera planta ciudadana. 

Por: Orlando Milesi / IPS Noticias

Este país sudamericano de casi 18 millones de habitantes tiene proyectos por 9.000 millones de dólares en el área de las energías renovables no convencionales (ERNC) durante los próximos cuatro años, en un esfuerzo para romper su alta dependencia de los combustibles fósiles, que aún generan más de 55 por ciento de la electricidad.

La Agenda de Energía, establecida en 2014 por la presidenta socialista Michelle Bachelet, cuenta con la participación de inversores internacionales, grandes compañías eléctricas, los determinantes sectores de la minería y la agricultura y la academia.

Ahora se suman los ecologistas, con el primer proyecto para incorporar a los ciudadanos en la producción y en las ganancias que generan las ERNC, en particular la energía solar.

Se trata de una pequeña planta fotovoltaica de 10 kilovatios que usará la energía solar para generar electricidad de autoconsumo e inyectar el remanente a la red de distribución general.

Esto permitirá a los “accionistas ciudadanos” que participen de la iniciativa recibir una rentabilidad estimada en el monto de la inflación anual más dos por ciento adicional.

“El propósito es crear una forma en la cual los ciudadanos puedan participar en los beneficios por un lado de la energía solar y en el proceso de democratización de la energía”, explicó Manuel Baquedano, director del Instituto de Ecología Política que impulsó esta iniciativa ciudadana.

La planta Central Solar Buin 1 va a funcionar comercialmente desde mediados de este mes en la comuna (municipio) de Buin, en la periferia sur de Santiago, y su cliente principal es el Centro Tecnológico para la Sustentabilidad, que se abastecerá desde ahora con la energía eléctrica producida en la planta.

“En Chile hemos presenciado un desarrollo muy importante de la energía solar fruto de la presión ciudadana que no quiso más represas. Se abrió entonces un espacio muy grande para desarrollar las ERNC”, dijo Baquedano a IPS.

“Pero esta ha estado concentrada en grandes emprendimientos, con plantas solares que fundamentalmente abastecen a la minería. Y quedó pendiente la posibilidad de que todos los ciudadanos podamos disfrutar de una energía que es directa”, explicó.
Plano general con la ubicación del Centro Tecnológico para la Sustentabilidad, donde estudian los futuros técnicos en energías no convencionales y que es el principal cliente de la Central Solar Buin 1, la primera planta en Chile de iniciativa ciudadana. Crédito: Cortesía de Camino Solar

El ecólogo detalló que “decidimos organizarnos en un modelo de negocio que permita juntar inversiones ciudadanas para instalar estas plantas solares comunitarias, al no haber estímulo a partir del Estado y tampoco de las empresas privadas”.

El modelo consiste en establecer la central donde haya un cliente que quiera comprar 75 por ciento de la energía y el resto se vende a la red.

La Central Solar Buin 1requirió una inversión equivalente a unos 18.500 dólares, que se dividieron en 240 acciones de unos 77 dólares cada una, y será seguida por otras similares, posiblemente en San Pedro de Atacama, en el norte del país, o Curicó y Coyhaique, en el sur patogénico.

Entre los socios hay ingenieros, periodistas, sicólogos, agricultores, pequeños empresarios e incluso comunidades indígenas, de diversos localidades e interesados en replicar la iniciativa.
Dionisio Antiquera, agricultor de origen diaguita quien vive en Cerrillos de Tamaya, en Ovalle, 400 kilómetros al norte de Santiago, compró una acción porque “me gusta la energía renovable y porque es una participación de ciudadanos, de la gente de bajos recursos”.

“Son muchas las formas de participación en una cooperativa”, contó a IPS por
 teléfono. La subsecretaria del Ministerio de Energía, Jimena Jara, destacó a IPS los avances en el desarrollo de las ERNC y estimó que “la inversión en este sector podría rondar los 9.000 millones de dólares entre el 2017 y el 2020”.

“Considerando los proyectos que hoy están en etapa de pruebas en nuestros sistemas eléctricos, más de 60 por ciento de la capacidad de generación añadida entre 2014 y fines de 2016 serán energías renovables no convencionales”, subrayó.

”Chile se ha planteado como objetivo que 70 por ciento de la generación de electricidad al 2050 sea con renovables y que al 2035 alcance 60 por ciento. Sabemos que estamos bien encaminados, y que lo lograremos con un suministro de energía ambientalmente sustentable y económicamente eficiente”, explicó la funcionaria.

Este boom de las ERNC en Chile, especialmente la solar y eólica, se sustenta en números claves, como la bajada del costo de la electricidad.

En 2016, hasta noviembre, el costo marginal promedio anual de la energía en el Sistema Interconectado Central (SIC), que cubre la mayor parte del territorio chileno, fue de 61 dólares por megavatio hora (MWh), una baja superior a 60 por ciento respecto a los precios de 2013.
El Centro de Despacho de Cargas del SIC destacó que este costo marginal, que define el valor de las transferencias entre empresas generadoras, es el menor en 10 años y se ubicó por debajo de los 91,3 dólares por MWh de 2015 y los casi 200 dólares por MWh de los años 2011 y 2012, provocados por el intensivo uso del diésel.

David Watts, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Pontificia Universidad Católica, dijo a IPS que “las energías eólica y solar desde hace bastante tiempo que ofrecen costos bastantes competitivos” y por ello cambiaron definitivamente la matriz energética chilena.
“Chile antes ni figuraba en los rankings de energía renovable. Ahora es el número uno en energía solar en América Latina y el número dos en eólica”, recordó.

El especialista destacó que “esta energía está penetrando fuertemente y esperamos que en un par de años lo haga mucho más cuando entre en servicio la batería de proyectos que se adjudicó contratos en la última licitación de clientes regulados”, aquellos que consumen menos de 500 kilovatios.

Cuando la economía recupere su dinamismo, tras su débil crecimiento actual, “esperamos que gran parte de los nuevos contratos de suministro a clientes libres (con una potencia conectada de al menos 500 kilovatios) también se hagan con proyectos solares y eólicos competitivos”, planteó el experto.

“Hay un cambio de no retorno. (Desde ahora) probablemente de vez en cuando se va a instalar uno que otro proyecto convencional si tiene costos realmente competitivos”, subrayó.

Watts, quien es además consultor en energía renovable del Ministerio de Energía, puntualizó que el impulso de las energías solar y eólica obedeció a los cambios en la legislación, que facilitaron que se oferte energía por bloques y también la conexión de las ERNC al sistema de transmisión en forma simultánea.

El informe del New Energy Finance Climatescope, elaborado por Bloomberg junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ubicó a Chile como el país que más invierte en energías limpias en América Latina y solo superado por China en el índice que evalúa a las principales economías emergentes del mundo.

Al comentar el informe, lanzado el 14 de diciembre, Bachelet dijo que “hemos invertido 3,2 mil millones de dólares el año pasado (2015), con énfasis en la energía solar, en especial en las instalaciones solares fotovoltaicas y somos líderes también en otras energías renovables no convencionales”.

“Lo dijimos hace tres años, que Chile iba a cambiar su matriz energética y digo con orgullo que hemos avanzado en tener energías más limpias y sustentables”, dijo.


El Metro, otro ejemplo
Una muestra simbólica de los avances de la energía solar, lo representa el Metro (tren subterráneo) de Santiago que anunció que 42 por ciento de la energía que utilizará a partir de noviembre de 2017 provendrá del proyecto de energía fotovoltaica El Pelícano.

Esa planta, de la empresa SunPower, está situada en la comuna de La Higuera, a 400 kilómetros al norte de Santiago, y su costo fue de 250 millones de dólares.

“Metro es un medio de transporte limpio…

queremos ser una empresa sostenible y lo que hoy está sucediendo es un salto muy importante ya que para el 2018 queremos estar funcionando con 60 por ciento de ERNC”, aseveró Fernando Rivas, subgerente de Medio Ambiente de la compañía.

El Pelícano, con una generación prevista de 100 megavatios, “utilizará 254.000 paneles solares que permitirán el suministro de 300 gigavatios hora al año, es decir, equivale al consumo de 125.000 hogares chilenos”, reveló Manuel Tagle, gerente general de SunPower.