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Uribe y su doctrina del "shock"

5:47:00 a.m. 1 Comment

Sea como fuere, lo cierto es que con el aparataje político-militar que lo respalda tras bambalinas, Uribe estaría en condiciones de provocar un shock ajustado a su conveniencia.
Por: Jorge Gómez Pinilla / El Espectador
La doctrina del shock es un libro de la escritora y periodista canadiense Naomi Klein, cuya versión audiovisual fue un documental que cabe dentro del género ‘película de terror’, porque parte de una tesis espeluznante pero comprobable: el neoliberalismo se alimenta de los desastres naturales, de la guerra y del terror para establecer su dominio. (Ver video).
El punto de partida de película y libro es el asalto perpetrado por el general Augusto Pinochet contra el Palacio de la Moneda el 11 de noviembre de 1973, que produjo la muerte del presidente Salvador Allende y desembocó en la aplicación de la doctrina económica neoliberal impulsada por Milton Friedman, quien obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1976, tres años después del ‘exitoso’ golpe de Estado que, como se sabe, fue orquestado desde el gobierno de Richard Nixon y tuvo como punta de lanza al entonces secretario de Estado, Henry Kissinger.
Ese mismo modelo fue aplicado en países tan dispares como el Chile de Pinochet, la Argentina de Videla, la Rusia de Boris Yeltsin o la Gran Bretaña de Margaret Thatcher.
El problema hoy es que un partidario del capitalismo salvaje llamado Donald Trump conquistó la Presidencia de Estados Unidos, y con él la doctrina del shock no solo se revitaliza desde lo doméstico hacia lo global, sino que ahora podría traer consecuencias catastróficas para el planeta. Un segundo problema de fondo es que la ascensión al poder de este buscapleitos envalentonó a la extrema derecha nacional representada en el tóxico Álvaro Uribe, el inquisidor Alejandro Ordóñez y el hijo de papi Andrés Pastrana.
Son tres las cabezas de esta Hidra de Lerna, pero el gran peligro está en Uribe, quien tiene una copiosa audiencia cautiva e invierte su capital político en azotar las más bajas pasiones contra el gobierno de Santos, con el apoyo entusiasta de Ordóñez desde el flanco religioso. Es aquí donde Santos no se puede descuidar, porque si hay un terreno que Uribe maneja a la perfección es cuando pareciera estar acorralado pero sale airoso mediante la aplicación de medidas ‘terapéuticas’ radicales, tan radicales como la ocasión lo exija.
Por ejemplo, cuando algunos miembros de la cúpula paramilitar en cumplimiento de la ley de Justicia y Paz comenzaron a contar quiénes los habían patrocinado: en menos de 24 horas Uribe subió a todos a un avión y se los entregó a Estados Unidos. Según el general Óscar Naranjo en su libro-entrevista con Julio Sánchez Cristo, solo a dos de los 14 extraditados se les comprobó que seguían delinquiendo desde la cárcel, motivo aducido por Uribe para cargar con todos.
O como cuando en abril de 2008 se supo que por un sótano entró subrepticiamente a la Casa de Nariño el ex jefe paramilitar Antonio López, alias Job, en compañía de un abogado de la mafia, y fueron recibidos por los respectivos secretarios de Prensa y Jurídico de la Presidencia, César Mauricio Velásquez y Edmundo del Castillo. Uribe convocó a una rueda de prensa sobre las escaleras del mismo palacio presidencial, hizo que esta comenzara en coincidencia con la apertura de los noticieros del mediodía y luego de dar una explicación a las volandas sobre el ingreso de ese mafioso, se despachó contra la Corte Suprema alegando ser víctima de su persecución.
Dos meses después de esa visita Uribe estuvo tan de buenas que alias Jobfue asesinado en un restaurante de Medellín, del mismo modo que lo amparó el azar cuando el 24 de febrero de 2006 el helicóptero donde Pedro Juan Moreno viajaba a Quibdó… se vino a tierra. Antes que nos acusen de capciosos, el mismísimo general Rito Alejo del Río en alguna ocasión declaró que la caída de esa nave “no fue accidental sino planeada”.
No sabemos si ese accidente se ajusta a la particular doctrina del shock de Uribe, pero la memoria nos indica que Moreno se le ‘abrió’ a su jefe y amigo desde 2002, cuando no le dejó remplazar el DAS por la Agencia de Seguridad que él quería crear, y prefirió nombrar a Jorge Noguera. También sabemos que Moreno había prometido contar cosas sobre Uribe cuando llegara al Congreso, y que en su condición de secretario de Gobierno de Antioquia aparecía involucrado en la masacre de El Aro, ocurrida entre el 23 y el 30 de octubre de 1997.
Es posible que las ‘providenciales’ muertes de alias Job y P.J. Moreno (incluso la de Francisco Villalba, principal testigo contra Uribe por El Aro) nada tengan que ver con la Doctrina del shock de Naomi Klein, pero sí lo fue la extradición de la cúpula paramilitar cuando comenzaron a mostrar el andamiaje de la organización. Esto también se ajusta a lo manifestado por el exembajador Myles Frechette en entrevista para El Espectador, donde dijo que la desmovilización del paramilitarismo fue algo “completamente chimbo”, y que “cuando Uribe se dio cuenta de que los gringos estaban oliéndose todo, decidió hacer el desarme de los paramilitares”. Y a renglón seguido agregó: “Es que se fueron a otros lugares. En lugar de seguir operando en los lugares donde habían estado, se fueron al sur y al este del país, a continuar sus fechorías”. También dijo Frechette que “nunca me olvido del pilón de armas que dejaron los paramilitares: muchas de ellas eran nuevas cuando Napoleón fue emperador de Francia. Es decir, a otro perro con ese hueso”.
Esto se traduce en que Uribe es hoy el único político colombiano que contaría con un refuerzo bélico dispuesto a apoyarlo, llegado el caso. Si no es que desde ya le brinda su apoyo, por ejemplo mediante el asesinato graneado de defensores de derechos humanos o de milicianos de las Farc, de reciente ocurrencia. Sea como fuere, lo cierto es que con el aparataje político-militar que lo respalda tras bambalinas, Uribe estaría en condiciones de provocar un shock ajustado a su conveniencia.
He ahí el peligro inminente al que hoy se ve abocada nuestra democracia.
DE REMATE: Suena estrambótico cuando el fiscal Néstor Martínez dice que esa racha de crímenes no tiene origen paramilitar, porque solo se trata de bacrim (bandas criminales). ¿Cómo hacer para explicarle que solo hubo un cambio de nombre? Mejor dicho, ¡que se deje de ‘cantinflar’!
En Twitter: @Jorgomezpinilla

Uribe se salió con la suya

5:48:00 a.m. Add Comment

Un día antes del plebiscito cuyos resultados dejaron parqueado el proceso de paz en el reino de la incertidumbre, el periodista y escritor británico John Carlin escribió un artículo premonitorio para El País de España titulado Lo mejor y lo peor de la humanidad, donde dijo que “en Colombia convive gente de inusual nobleza e inteligencia con cínicos y manipuladores como Álvaro Uribe”.

Por: Jorge Gómez Pinilla / El Espectador

¡Pero lo llamativo no es eso, sino este párrafo donde dejó a Colombia en el peor de los mundos posibles: “Si Donald Trump acaba siendo presidente, el resto del mundo concluirá que los estadounidenses están locos. Si en el plebiscito que se celebra este fin de semana en Colombia la mayoría vota “no” al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y las FARC (…), el resto del mundo concluirá que los colombianos están locos también”. (Ver artículo)

De otro lado, al día siguiente de la debacle el Washington Post citó un meme según el cual “si los colombianos fueran dinosaurios, habrían votado por el meteorito”. Y agregó: “Con el acuerdo en riesgo de colapso, una guerra de medio siglo que ha matado a más de 220.000 personas fácilmente podría estallar de nuevo, en un escenario que parecía inimaginable antes del domingo”. (Ver artículo). Coincido con ambos artículos, porque es cosa de locos que en menos de 24 horas el país haya dado un vuelco equiparable a un colapso institucional de dimensiones telúricas.

Un tahúr consumado como Juan Manuel Santos apostó sus restos en el garito de la democracia a que era capaz de quitarse de encima la pesada carga de la oposición uribista, y para ello se le ocurrió convocar a un plebiscito, pese a que le advirtieron no hacerlo tanto el anterior Fiscal Eduardo Montealegre como el actual contralor Edgardo Maya, por considerarlo innecesario. Pero Santos quiso asegurar una gobernabilidad llevadera, confiado en el anhelo de paz de los colombianos, y lo que comenzó como plebiscito se le convirtió en ‘plebiscidio’, debido a que no tuvo en cuenta que se enfrentaba a un rival resabiado y experto en las artes de la Propaganda Negra.

El triunfo del NO se dio en forma mañosa y artera, y así lo interpreta el colega Vladdo en artículo para Univisión: “volvió a ganar el que sembró más miedo” (ver artículo). En el mismo contexto, durante las últimas semanas quise alertar sobre los peligros que representaba que el uribismo hubiera llamado en su auxilio a las iglesias cristianas y evangélicas, para adoctrinar a sus creyentes en que había un plan macabro entre Santos y Timochenko para convertir el país en una “dictadura homosexual”, como predicó el concejal de Bogotá Marco Fidel Ramírez ante un abigarrado congreso de pastores evangélicos, quienes salieron de ahí a “difundir la palabra”. (Ver video).

El video en mención corresponde a mi última columna (Usan a Dios para seguir la guerra) pero ya dos meses atrás –agosto 9- había advertido que la homofobia y la guerra sucia unieron fuerzas, y remataba con esto: “El gobierno de Juan Manuel Santos debería comprender la gravedad de la situación y aplicar severas medidas de choque, si no quiere que la lluvia de ‘mierda virtual’ que el uribismo reparte a diestra y siniestra termine ganando la partida, y quedemos todos untados, y el único camino que le quede al país sea el de regresar a los horrores de la guerra” (ver columna).

Hoy estamos frente a la hecatombe que tanto anhelaba el senador Uribe, donde un presidente a punto de ser nominado al Nobel de la Paz termina de la noche a la mañana seriamente golpeado en su gobernabilidad, hecho un guiñapo.

Lo único positivo de este drama con tinte shakesperiano es que algún día había que sentar en la mesa de la paz al tercer actor del conflicto, cuyo Comandante en Jefe es Álvaro Uribe e incluye al paramilitarismo instrumentalizado en función del proyecto antisubversivo al que contribuyeron poderosos ganaderos y empresarios (unos coaccionados, otros entusiastas), así como los sectores militares que capacitaron o armaron a esos grupos, incluidos los que suministraron las coordenadas para asesinar a personajes como Jaime Garzón o Mario Calderón y Elsa Alvarado, en lo cual aparecen involucrados el general Rito Alejo del Río, el coronel Jorge Eliécer Plazas y el general Mauricio Santoyo, este último jefe de Seguridad de Uribe en la Presidencia, hoy preso en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico y con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Uribe se salió con la suya y ahora sentará a sus peones en la mesa de negociación de La Habana, con tres objetivos claros: meter algún tiempo en la cárcel al Secretariado de las FARC, impedir que participen en política, y desmontar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Ya con la sartén por el mango es previsible que pose de magnánimo y esté dispuesto a hacer concesiones, como permitir la participación en política (algo inatajable a los ojos de la comunidad internacional) o que en lugar de una celda paguen con jornadas de trabajo colectivo, pero hay un punto que tendrá la categoría de inamovible: acabar con el tribunal de justicia arriba citado. Este iba a estar integrado por 24 magistrados (18 colombianos y 6 extranjeros) y tenía entre sus funciones “investigar, esclarecer, perseguir, juzgar y sancionar las graves violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) que tuvieron lugar en el contexto y en razón del conflicto armado”. Un tribunal de similares características operó en Sudáfrica por iniciativa de Nelson Mandela durante las negociaciones de paz y condujo a la más importante catarsis para esa nación, la del esclarecimiento de la verdad a todo nivel.

Todo indica que en Colombia nos quedarán debiendo la catarsis, porque si para algo la extrema derecha hizo el esfuercito de sacar avante el NO en el plebiscito (con la eficaz colaboración de Noticias RCN), fue para impedir que un día se conozca la verdad sobre los autores de incontables crímenes.

Este es el punto crucial –el de la impunidad para él y los suyos- en el que Uribe espera salirse de nuevo con la suya porque contará con el apoyo de los militares que ejecutaron los ‘falsos positivos’, y los ganaderos que actuaron confederados en la misma causa, y los industriales que ponían plata para acabar con la guerrilla al precio que fuera, y los dueños de fábricas de gaseosas cuyos camiones circulaban por las zonas donde los paramilitares cometían masacres de campesinos o se apoderaban de sus tierras para luego venderlas a módicos precios a aliados suyos de la talla de Jorge Pretelt, para citar solo el más visible de los casos.

Para todos ellos ganó el NO.

DE REMATE: La única salida viable al momento político actual es una Constituyente. De resto, el camino es culebrero. ¿Acaso es posible lograr que congenien alacranes (FARC) con tarántulas (CD)?

En Twitter: @Jorgomezpinilla

Alerta: usan a Dios para seguir la guerra.

6:20:00 a.m. Add Comment

Es bueno saber que el Partido Liberal en cabeza de Horacio Serpa manifestó que se opondrá al referendo que impulsa Viviane Morales para prohibirles a parejas homosexuales o a solteros adoptar hijos; pero no es suficiente.

Por: Jorge Gómez Pinilla / El Espectador

Y no lo es porque si un miembro de esa bancada abraza una ideología contraria al pensamiento liberal, lo conducente es que le abran un proceso disciplinario interno o al menos la inviten a buscar unas toldas acordes con las tesis de su iglesia, Casa sobre la Roca. Se trata de exigir coherencia.

La senadora Morales respondió con altanería que “yo no entiendo por qué un partido como el Liberal se niega a la solicitud de dos millones 300 mil ciudadanos”, cifra correspondiente al número de firmas que la senadora recogió en apoyo a su iniciativa. Basta brindar claridad en que Colombia es un país católico desde los tiempos de la colonia española, y ese catolicismo fue incorporado como un chip a fuerza de púlpito en las mentes de criollos y nativos, e incluyó el reclutamiento de generaciones y generaciones de ‘fieles’ a partir del bautismo, cuando eran bebés, sin su consentimiento. O sea que esperar un resultado diferente en el referendo sería como si a los hinchas de Santa Fe se les preguntara si quieren que el campeón del torneo rentado de fútbol sea Millonarios.

La señora Morales se niega a aceptar que en Colombia rige desde 1991 una Constitución que define a Colombia como un Estado laico. Su visión según la cual solo existe la familia instituida por Dios en la Biblia y por tanto los matrimonios compuestos por parejas homosexuales no pueden adoptar hijos, corresponde íntegramente a un postulado religioso. Ella sabe que eso es así –porque bruta no es- y que de ser aprobado su referendo en el Congreso no pasará luego en la Corte Constitucional, pero se mantiene en su posición porque le da votos. Y esos votos son ‘sagrados’.

Igual ocurre con la diputada santandereana Ángela Hernández, elegida por La U (el partido de Santos) pero afecta al uribismo, a la que Armando Benedetti como copresidente de esa agrupación no se atreve a tocar porque sabe que la victimiza y la crece más. Circula un video en el que ella invita a un “Plantón de Oración” el 30 de septiembre “para pedirle a Dios por Colombia y contra las asechanzas del enemigo mayor, el demonio” (ver video). Allí se ve a Humberto de La Calle hablar con entereza de concepción de género (diferente a “ideología de género”, que no existe), y le dan a su voz una entonación demoníaca, y luego se escucha a Hernández decir que “la única alternativa que nos queda es tomarnos a Colombia en oración. Solo Dios sabe qué va a pasar el 2 de octubre, a él es al que le pertenece nuestra nación”. Y remata diciendo que su mensaje va dirigido “a todos los patriotas que entienden las palabras del que murió en la cruz”.

Por simple coincidencia, ocho horas antes del histórico 26 de septiembre Álvaro Uribe trinó esto: “Estaremos a las 8 de la mañana en la cadena humana de Cartagena, con la ayuda de Dios”. Al día siguiente la bancada uribista quiso formar una cadena humana que nunca se dio, y en versión default decidieron rezar “una oración por el bien de la Patria”, y en ella se vio a Uribe acompañado del inefable Alejandro Ordóñez, lo cual se prestó para ingeniosos memes.

A lo anterior se suman dos videos publicados por Noticias Uno, donde aparecen dos cristianos sin identificar diciendo que “este país se lo quieren entregar al comunismo”, y lanzan amenazas en caso de que gane el Sí en el plebiscito. “A todos los líderes gais, el pueblo cristiano les dice: ‘No harán lo que se les dé la gana’. Estamos dispuestos a soltar la Biblia y a tomar las armas” (ver videos).

Para acabar de condimentar la sopa del radicalismo está el ‘concejal de la familia’, Marco Fidel Ramírez, a quien Las 2 Orillas mostró en un congreso de pastores evangélicos sermoneando con que “el acuerdo con las FARC tiene una indiscutible motivación ateo-marxista que nos lleva de narices a una peligrosa dictadura homosexual”, y “cuando venga la implementación de esa atrocidad, las primeras víctimas seremos los pastores y las iglesias” (ver video).

Todas estas manifestaciones recientes de religiosidad extrema en políticos opuestos al gobierno de Santos no son simple coincidencia, no. Son la expresión del nuevo discurso que han confeccionado los partidarios del No en el plebiscito, al constatar lo apaleados que aparecen en las encuestas. Pareciera que se hubieran reunido y preguntado, parodiando al Chapulín Colorado: Y ahora, ¡¿quién podrá salvarnos?! Y hubieran encontrado la respuesta al unísono: ¡Dios!

Lo que se está viendo entonces es una cruzada político-religiosa donde la extrema derecha usa a Dios como su caballito de batalla. Bajo la fachada de combatir el “lobby gay” (que tampoco existe) quieren impedir que se consolide la paz, con un objetivo político embozado: llevar a la Presidencia de Colombia al ultra-católico, corrupto y clientelista exprocurador Alejandro Ordóñez, el mismo que le dedicó su tesis de grado “A nuestra señora la Virgen María, suplicándole la restauración del orden cristiano y el aplastamiento del comunismo ateo”.

Después de haber comprobado que las toneladas de montajes con propaganda negra que vertieron en las redes sociales no lograron su objetivo, han cambiado de estrategia: ahora han llamado en su auxilio a las iglesias cristianas y evangélicas. Conscientes de la estruendosa derrota política que les espera el 2 de octubre, convocan a sus rebaños de creyentes a supuestas jornadas de oración por todo el país, justo dos días antes del plebiscito. La nueva consigna apunta a satanizar el acuerdo de paz. Como saben que la religión ejerce gran poder en el imaginario colectivo, de ella se han agarrado como quien se aferra a un clavo ardiendo, para sembrar miedo.

¿Lograrán su propósito desestabilizador sacando a las calles a las masas más ignorantes y maleables mediante la exacerbación de sus pasiones religiosas? Aún no lo sabemos. En todo caso, Dios nos coja confesados. La caverna necesita guerra para justificar su existencia política en la encarnación de un enemigo demoníaco, y esa guerra la han convertido en cruzada religiosa, y si nos descuidamos hasta podría desembocar en una guerra civil. Casos se han visto.

DE REMATE: Un verdadero cristiano notaría de inmediato que están siendo blasfemos al usar a Dios con tan perverso objetivo, pero no les importa. Vienen de la escuela del ‘todo vale’.

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[Jorge Gómez Pinilla] Lo que faltaba: la guerrilla uribista.

5:08:00 a.m. Add Comment

En este conflicto armado que amenaza con agravarse, tienen razón los que decían que convenía iniciar también conversaciones de paz con las fuerzas que representa Álvaro Uribe.

Por: Jorge Gómez Pinilla / El Espectador.

A la par que se desmovilizan las Farc y el Eln asistimos a la consolidación de un movimiento guerrillero neoparamilitar, que se expande con la intención de remplazar a esos grupos y ocupar territorio, hacia el objetivo estratégico de recibir tratamiento político en un futuro.

Son tres las agrupaciones que en este escenario hacen sentir su accionar desde que ocurrió la supuesta desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia: 1) Las Autodefensas Gaitanistas (Agc), que los medios identifican como el clan Úsuga o los Urabeños; 2) Los Rastrojos o Rondas Campesinas Populares (Rcp), creados por Wílber Varela alias ‘Jabón’; y 3) Las Águilas Negras, que agrupan a los paramilitares que no quisieron desmovilizarse, entre ellos Vicente Castaño. Cada uno de estos grupos tiene presencia en 119, 76 y 39 municipios, respectivamente, para un total de 234 municipios “influenciados”.

El paramilitarismo en Colombia no surgió por generación espontánea. Fue el resultado de una alianza entre empresarios y ganaderos que ponían la plata, mientras sectores militares de extrema derecha armaban, protegían y capacitaban a esos grupos para que hicieran el trabajo sucio de ejecutar masacres sobre cualquier vereda o pueblo del que se sospechara que apoyaba a guerrilleros, en función de lo que ellos llamaban “quitarle el agua al pez”. Eran acciones de corte terrorista, pues se trataba de sembrar el terror para cortar con baños de sangre cualquier posible vínculo anterior o futuro entre pobladores y guerrilla.

La verdad monda y lironda es que estos grupos no desaparecieron, porque el enemigo al que querían aplastar tampoco desapareció. Y en consideración a que podían requerir nuevamente de sus servicios (como viene ocurriendo), lo que hicieron fue disminuir el número de efectivos bajo la tramoya de una negociación en Ralito, pero se dejó intacta su capacidad bélica. Esta es precisamente la que hoy renace al son del paro armado que inmovilizó a 36 municipios de cinco departamentos (Córdoba, Sucre, Bolívar, Antioquia y Chocó) como antesala de la ‘celebración’ de la marcha uribista del pasado 2 de abril, a la que invitaron con panfletos intimidatorios tanto el clan Úsuga como Las Águilas Negras.

En este contexto es bien diciente lo que le dijo Uribe a Noticias RCN desde Medellín, la ciudad donde fue más concurrida la marcha: “Le dan impunidad a un grupo, aparece otro. Así Colombia no saldrá de la violencia, y nos ayuda a crear conciencia sobre el efecto destructor de la corrupción”. Luego, el mismo periodista-activista que encabezó su nota diciendo “es incalculable el número de personas que se sumaron a esta gran protesta nacional”, retomó las palabras de Uribe para señalar que “el paro armado en Colombia obedece a la corrupción que el gobierno ha ofrecido, impunidad que ha alimentado el poder de las estructuras criminales”. Y a continuación el reportero dio paso de nuevo a las palabras de Uribe, quien dijo casi lo mismo que segundos antes, como si quisiera recalcar el libreto en ese punto específico: “Cada que le dan impunidad a un grupo terrorista, surgen otros. Cuando se le da impunidad a un grupo narcoterrorista, los demás se sienten autorizados para escalar el delito”. Ojo: “autorizados”.

¿Y cuál creen que fue el titular que le encontró el noticiero que dirige Claudia Gurisatti? Un cuarto eco para la misma idea: “ ‘Cada que le dan impunidad a un grupo terrorista, surgen otros’: Uribe durante marcha”. (Ver nota de RCN). No se requiere ser semiólogo para advertir que en esta reiteración semántica se aprecia un mensaje subliminal de justificación y apoyo, tanto al grupo organizador como al paro armado que había terminado el día anterior. Y hay además una amenaza intimidante, cuando el senador Uribe anuncia que “Colombia no saldrá de la violencia”.

Pero fijémonos sobre todo en la justificación, porque allí da a entender que si fue posible negociar con un grupo narcoterrorista de izquierda, igual se requerirá un día negociar con el grupo narcoterrorista de derecha que no solo patrocinó su marcha sino que puso especial empeño logístico en Córdoba, cuna del paramilitarismo en Colombia y sede de la hacienda El Ubérrimo, al ladito de Montería, paralizada 24 horas antes por ese reducto paramilitar del que el expresidente no se puede sentir orgulloso de haber desmovilizado, pero que tanto le ha ayudado a su proyecto desde la trastienda.

El gobierno de Juan Manuel Santos cometió un grave error cuando subestimó el tal paro armado y no militarizó la región para garantizar la movilidad de los ciudadanos, con lo cual le dio pólvora al uribismo, al capitalizar este a su favor la ausencia del Estado en tan crucial momento. La militarización de la vida civil se dio entonces desde la otra orilla, y a las Fuerzas Armadas se les vio asumir un papel omisivo, o cobarde, o… ¿de repliegue táctico?

Sea como fuere, estamos ante un fenómeno neoparamilitar que amenaza con crecer si no se le pone a tiempo su tatequieto, porque asume como propia la doctrina de la Seguridad Nacional que identifica en líderes populares y gente de izquierda al ‘enemigo interno’ que se debe destruir, como en efecto ha comenzado a ocurrir de nuevo. Ya el editorial de El Espectador del 2 de abril (“Andan sueltos los jinetes de la muerte”) alertaba sobre el alto número de “asesinatos selectivos de defensores de derechos humanos, activistas de tierras y en general líderes de izquierda afines al proceso de paz”, mientras el alto comisionado para los Derechos Humanos, Todd Howland, advertía que “casi la mitad de estas personas están relacionadas con el Partido Comunista, la Marcha Patriótica o la UP”. Demasiada coincidencia, sin duda.

El neoparamilitarismo llega con la consigna de sembrar zozobra, y esa zozobra le cae como anillo al dedo al propósito de las fuerzas oscuras interesadas en demostrar que nunca se debió negociar con los terroristas de izquierda, porque ellos, los terroristas de la derecha, persistirán en su propósito de aniquilar al enemigo desmovilizado, u obligarlo a regresar al monte.

Mejor dicho, bonito posconflicto el que nos espera con estos nuevos aliados del ‘guerrero’ Álvaro Uribe Vélez…

DE REMATE: El cubrimiento que hizo RCN Noticias de la marcha uribista fue vergonzoso: cambiaron el periodismo decente por el más impúdico proselitismo político. Le dedicaron la primera media hora a la marcha. La segunda noticia fue el anuncio del presidente Santos referido a que no habrá racionamiento. Duró dos minutos. Me apiado de los pobres periodistas a quienes obligan a hacer propaganda de exaltación al uribismo a cambio de vergonzosos sueldos.

En Twitter: @Jorgomezpinilla

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